jueves, 8 de julio de 2010

EDITORIAL



La Perra Vida

Primer recuerdo: un festival de rock en un colegio medio “Finoli” de Viña del Mar, invitados con mi banda teenager. Debutábamos fuera de nuestro querido puerto, y más encima nos pagaban, nos alimentaban y nos emborrachaban.

Segundo recuerdo: Un rocanrolero, pedante y engreído creyéndose Mick Jagger, para decir verdad era más bien un quiltro comparado con la raza de su ícono.

Tercer recuerdo: El mismo Rocanrolero pedante, y engreído creyéndose Mick Jagger ahora ante publico y gritando el nombre de su banda: “La quinta Perra”

Cuarto Recuerdo: No tener más recuerdo del rocanrolero pedante y engreído que se creía Mick Jagger hasta hace poco.

Flashbacks o Quinto Recuerdo: Caminando por Calle Victoria, Valparaíso, otoño, tipo 20:30 hrs. pucho en la boca, mis oídos sienten como se acerca poco a poco el sonido de una desafinada flauta tratando de tocar “Todos Juntos” de Los Jaivas. Estoy al lado del flautista, un hombre con aspecto acabado, desaliñado, una especie de “Anarko”, el comics de JUCCA, pero bastante a mal traer. Sorpresa, frente a mis ojos y oídos se encontraba él. Sí el mismísimo engreído y pedante rocanrolero que se creía Mick Jagger, deposité doscientos pesos en su caja recolectora, le mencioné aquella tocata en el colegio viñamarino, fue imposible hacerlo recordar. Me dijo gracias. Caminé pensando en que no tuvo la misma suerte, fortuna y éxito que Mick Jagger obviamente, y que tamaña desventura sólo el Rock te lo regala. La perra vida le entregó a este integrante de la Quinta Perra un mundo solitario junto a su flauta en una calle del puerto.

Quizás creer ser algo que no está muy cercano pasa la cuenta, y para los que piensan que la vida del rocanrolero es pan comido. No. A otro perro con ese hueso.

No hay comentarios:

Publicar un comentario